Mi maestra decía los jóvenes son incomprensibles tanto que ni
ellos mismos se entienden. Y tiene toda la razón, la juventud es la etapa en la
que nos entregamos completos a la vida; vivimos con adrenalina cada minuto
hasta llegamos a creernos inmortales, en la que creemos encontrar el
amor verdadero cada 3 meses, hallamos mejores amigas en cada esquina y en la que nuestra inteligencia y conciencia
nos hacen dueños de ideales, tan puros,
que somos tan seguros de poder combatir tanta injusticia laboral, social, política e
incluso ecológica.
Y es en esta etapa
en la si tenemos la valentía e inspiración suficiente nos apropiaremos de ellos y estaremos
dispuestos a luchar por lo que nos dicta nuestra conciencia, hacer lo correcto.
La historia una vez
más es nuestra maestra y nos enseña que los que han logrado los grandes cambios
constituyendo largos períodos de revolución y han dado hasta su vida, han sido jóvenes
revolucionarios y revolucionarias.
Significa que solo
nosotros los jóvenes aunque inexpertos si permanecemos en unidad, lograremos transformaciones profundas en sociedades, como
la nuestra que necesita cambiar, es nuestra responsabilidad, porque hay quien dice que somos el futuro del país pero déjenme recordarles que también
somos el presente, no podemos darnos el lujo de perder el norte ni la dignidad.
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